Cine

Un día siendo una bruja dentro del mundo mágico de Harry Potter

¿Os habéis enamorado alguna vez de una historia? ¿Hasta el punto releer una y otra vez los mismos libros o saberte las películas de memoria? 

Reconozco que eso me ha pasado muchas veces, sobre todo con libros. Pero la primera vez que me enamoré de una historia fue con Harry Potter. La magia, la política, las familias, la capacidad de superación de los personajes y el crecer con ellos a través de clases de magia y hechicería hizo que, desde niña, esperase con ansia una carta con el escudo de Hogwarts. 

Pero como esa carta de momento no ha llegado… decidí irme a revivir la historia dentro de los mismos estudios en la que cobró vida para la gran pantalla. Después de coger un tren y un autobús, llegué a los Warner Bross Studios Tour London – The Making of Harry Potter, en Watford, a una hora desde King’s Cross Station. 

Tras una breve cola, un hall en el que encontramos el dragón, ya liberado, de Gringots, la tan conocida alacena bajo la escalera y una sala en la que nos hacen esperar hasta poder entrar a una especie de cine en la que nos pasan un vídeo en el que los actores nos cuentan que vamos a encontrar en este tour. ¿Y después? Después empieza la magia. 

Las puertas del gran comedor se abren y apareces en el mítico comedor de Hogwarts, con escenas que representan tanto momentos de las películas como a todas las casas. Es una estancia muy completa y llena de pequeños detalles. Cuanto más miras, más descubres. 

El tour es increíble. El hecho de que nos dejen ir por libre y no sea un recorrido pautado creo que es lo más me gustó, te da mucha libertad para ver a fondo lo que más te interesa y obviar aquellas partes que a lo mejor no te hacen tanta ilusión.

La madriguera, la cabaña de Hagrid, el aula de pociones, la mansión de los Malfoy, los trajes del baile de Navidad, detalles del decorado de las películas, la cámara de los secretos… son solo algunos de los elementos que te dan la bienvenida después del Gran Comedor. 

Todo esto te acaba conduciendo al Bosque Prohibido. Una de las cosas que más disfruté del recorrido y que recuerdo con más cariño. Aragog, Buckbeack y los patronus… entre alguna que otra sorpresa más te esperan escondidos entre los árboles del bosque.

El tour sigue con el mítico tren, la casa de Privet Drive número 4, el Invernadero de Hogwarts con sus mandrágoras y otra de las joyas de la corona: Gringots. Andar entre los pasillos del banco mágico es un sueño hecho realidad, pero culmina cuando llegas al Callejón Diagón.

Está tan bien hecho y es tan sumamente bonito… que no pude dejar de sonreír en todo el tour. Es realmente como estar dentro de las películas, reviviendo una y otra vez recuerdos que han creado una de las sagas más famosas de la historia. 

Es una experiencia imprescindible para todos los fans de la historia del niño con gafas y la cicatriz en forma de rayo. Entrar de lleno en el mundo del niño que sobrevivió te hace olvidarte de realidad durante unas horas. 

El tiempo pasa diferente en el mundo mágico de Harry Potter. Los problemas se quedan fuera y tu niña interior aparece para darse una vuelta por el colegio más mágico de todos. Y mientras esperamos a que nos llegue la carta, nunca está de más visitar los estudios donde surgió la magia. 

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