Memorias de Idhún: Panteón
El desenlace de la trilogía es también por todo lo alto. Para derrotar a Ashran, Victoria ha tenido que renunciar a su esencia de unicornio: su cuerno. Algo que hubiese sido mortal para cualquiera de su especie, para ella es una enfermedad que la convierte en algo que nunca ha sido, una humana normal y corriente. Mientras lucha por recuperarse y volver a ser un unicornio, Idhún está en una guerra totalmente distinta.
Los seis dioses han decidido acabar con el séptimo ellos mismos y han empezado a bajar a Idhún. Algo que podría ser inofensivo se convierte en un inicio de destrucción que ninguno de sus devotos seguidores esperaban. Los dioses, como los describe Laura Gallego, son energía pura. Es por eso mismo que crean desastres naturales a su paso. Mientras que el Séptimo es capaz de mimetizarse con el entorno y esconderse en sus criaturas, los Seis no tienen tantos miramientos pues los mundos se crean y se destruyen y los humanos viven y mueren cada día.
Kirtash tiene que obedecer a su dios, que durante toda la historia es una maga feérica llamada Gerde. Esta vez, Victoria acompaña a Kirtash en su aventura en la Tierra para encontrar a los sheks que huyeron por orden del Séptimo tras la caída de Ashran. Mientras tanto, Jack se queda en Idhún, intentando encontrar una forma de comunicarse con los Seis para poder salvar el mundo.
Durante la guerra eterna de dioses, los humanos siguen su vendetta contra Kirtash por los asesinatos que cometió por orden de Ashran. Llegando al punto de casi matarlo gracias al poder de una piedra maldita. La relación entre los tres protagonistas es complicada hasta el momento que Jack deja a Victoria cuando ésta más lo necesita para salvar al shek.
La historia no deja de tener aventura y misterio mientras vas entendiendo todo el embrollo de la guerra eterna entre dioses a la vez que lo hacen los personajes. Con el punto de amor perfecto sin ser empalagosa, otra vez deconstruyendo todo lo construido sobre lo que está bien y mal cuando quieres a alguien.
Laura deja la historia muy abierta, lo único que queda claro es que los Seis vuelven a su plano y dejan Idhún a sus habitantes, el Séptimo consigue salvar a sus criaturas y así mismo y Kirtash vuelve a la Tierra para informar a los sheks que viven ahí que han resultado se daños colaterales de una guerra que jamás quisieron que fuera suya.
¿Y Jack y Victoria? Después de tener juntos su primer niño, Victoria da a luz a la hija que tiene con Kirtash, una criatura a la que parte de los habitantes de Idhún quiere destruir nada más nacer. Así pues, sin nada que les ate en el mundo en el que nacieron como dragón y unicornio, vuelven a su otro mundo, a encontrar a su shek exiliado y, con suerte, empezar una vida en la que puedan, por fin, simplemente eso, vivir.