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El día que sientas el latir de las estrellas…

Isla es una persona neurótica y controladora que tiene algún que otro trauma de su infancia, lo que la ha llevado a no salir nunca de Australia, donde vive con sus tíos y su primo Narel. Tras una vida sin salir de sus comodidades decide viajar a África, concretamente a la República Democrática del Congo, a visitar a su padre, que es el dueño y fundador de un orfanato para gorilas. Casualmente fue en el mismo Congo donde su madre desapareció cuando ella era un bebé.

Dulcinea nos presenta esta vez un ambiente totalmente salvaje, como no puede ser de otra manera la selva del congo. En la historia de Isla vemos como lo que tenía que ser un viaje normal de visita a su padre y su labor se convierte en una pesadilla al sufrir un accidente de avioneta junto con Sirhan, el piloto que la acompaña.

En medio de un ambiente totalmente hostil como es la selva, Isla y Sirhan no solo se enfrentarán a furtivos, animales salvajes, rebeldes y guerrillas. Si no que también tendrán que sobrevivir en una naturaleza inmensa que se presenta ante ellos y que bien puede ser su salvación o su perdición si no saben cómo tratarla y adaptarse a su propio ritmo.

El día que sientas el latir de las estrellas no solo es una historia de superación personal si no de cómo los humanos podemos ayudarnos y conectar sin siquiera saber el mismo idioma. Como la compasión y la amabilidad son universales y te pueden llegar a hacer una locura tal como rescatar a un bebé gorila de los cazadores furtivos y luego devolverlo a su especie, aunque eso pueda costarte la vida.

La relación de Isla y Sirhan está repleta de choques culturales que no dejaron de sorprenderme durante toda la historia. Cómo vemos algo tan natural y normal en nuestro mundo y eso mismo es algo totalmente desconcertante para otra persona que se ha criado en un ambiente distinto, como para nosotros lo sería guiarnos por las estrellas para saber qué camino tomar. Pero aún así consiguen convivir y forjar una bonita relación, no sin esfuerzo por parte de ambos.

Dulcinea nos lleva de la mano a una selva tan inmensa que parece un planeta totalmente distinto. Pone encima de la mesa una problemática real con la caza furtiva y los gorilas de montaña y consigue, otra vez, que conectes tanto con personajes como animales durante la historia.

Y es que el día que sintamos el latir de las estrellas, cómo el océano nos mira a los ojos y soñemos con flores salvajes, tal vez y solo tal vez, empecemos a cuidar este mundo que compartimos con todos los seres maravillosos que la autora presenta en sus tres historias.

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